¡No quiero estudiar matemáticas! es un libro de primeros aprendizajes apto para ser leído en voz alta a los más pequeños.
|
Título: ¡No quiero estudiar matemáticas!
Páginas: 45 págs. Tapa blanda Libro infantil. A partir de 6-7 años Editorial: Independently published Sinopsis: Martín tiene ocho años y detesta las matemáticas.A partir de ahora, no va a volver a estudiar matemáticas nunca más, de modo que se acabaron las sumas, las restas, los problemas y todo lo demás.Martín está convencido de que las mates no sirven para nada y, además, son un rollo. Sin embargo, su vida cambiará por completo. |
Las matemáticas en nuestro día a día
La finalidad de este libro infantil es reivindicar la presencia de las matemáticas en nuestro día a día. Con las aventuras de Martín, las niñas y los niños comprenderán que con las matemáticas se pueden explicar y resolver muchas situaciones cotidianas.
CAPÍTULO 1
Las matemáticas son un rollo.
¿Acaso alguien tiene alguna duda?
Martín, desde luego que no.
Las Matemáticas son la peor asignatura del mundo y, además, la que menos sentido tiene.
Martín puede comprender que en el colegio lo obliguen a estudiar Lengua. Al fin y al cabo, la Lengua sirve para muchas cosas, como por ejemplo para leer las misiones de un videojuego o para leer los subtítulos de una película de dibujos animados que esté en otro idioma.
Martín también puede llegar a entender que su maestra lo obligue a estudiar cosas sobre los animales, pues a todo el mundo le gustan los animales y hay algunos muy curiosos como, por ejemplo, la mofeta o los loros que cantan.
Martín también está de acuerdo en que lo obliguen a estudiar Música, pues cantar es divertido y tocar la flauta, también.
Y, desde luego, también está a favor de dar Educación Física en el colegio, pues tener una buena forma es muy importante para llegar a ser futbolista.
Pero, ¿por qué estudiar matemáticas?
¿Para qué sirven exactamente?
Martín entiende que es importante conocer los números para así, en un videojuego, saber los puntos de salud, ataque y defensa que tienes. Y Martín también comprende que los números son importantes para encontrar las casas de tus amigos, como por ejemplo la casa de su mejor amigo Enrique, que vive en el n.º 15 de la calle Miguel Hernández o de su segundo mejor amigo, Rodrigo, que vive en el piso 5C del Edificio Vistazul (es decir quinta planta, piso C).
¡Pero ya está!
¡Todo lo demás es una tontería!
¿Para qué tiene que estudiar los números múltiplos? ¿Para qué tiene que estudiar las tablas de multiplicar? ¿Para qué tiene que saber lo que es un número primo?
Todas esas cosas solo son importantes si vas a un concurso de televisión y Martín, desde luego, no tiene intención de ir a ninguno.
Así pues, ¿por qué estudiar matemáticas?
Martín lo tiene bien claro: ¡LAS MATES NO SIRVEN PARA NADA!
¡Oh, me equivoco!
¡Sí que sirven!
Sirven para una cosa: ¡para dar dolores de cabeza!
Solo para eso.
Por su culpa, la pobre cabecita de Martín está a punto de estallar.
Su maestra Paula ya le enseñó a sumar y a restar sin llevadas. Luego, su otra maestra Josefina le enseñó a sumar llevando y luego, como si no tuvieran bastante, le enseñaron a hacer problemas. Y el pobre Martín tuvo que hacer un montón de problemas muy tontos.
Créeme.
Problemas muy, pero que muy tontos.
Algunos ejemplos de problemas tontos son:
Vamos a ver.
En primer lugar, ¿quién es Juan?
¿Y por qué tiene que importarle a Martín lo que ese tal Juan haga con sus chocolatinas?
Eso será asunto suyo, ¿no?
Y si no sabe las chocolatinas que le quedan al final, pues que no vaya por ahí regalándoselas a sus amigos. ¡Que se las coma todas y punto!
¿Acaso alguien tiene alguna duda?
Martín, desde luego que no.
Las Matemáticas son la peor asignatura del mundo y, además, la que menos sentido tiene.
Martín puede comprender que en el colegio lo obliguen a estudiar Lengua. Al fin y al cabo, la Lengua sirve para muchas cosas, como por ejemplo para leer las misiones de un videojuego o para leer los subtítulos de una película de dibujos animados que esté en otro idioma.
Martín también puede llegar a entender que su maestra lo obligue a estudiar cosas sobre los animales, pues a todo el mundo le gustan los animales y hay algunos muy curiosos como, por ejemplo, la mofeta o los loros que cantan.
Martín también está de acuerdo en que lo obliguen a estudiar Música, pues cantar es divertido y tocar la flauta, también.
Y, desde luego, también está a favor de dar Educación Física en el colegio, pues tener una buena forma es muy importante para llegar a ser futbolista.
Pero, ¿por qué estudiar matemáticas?
¿Para qué sirven exactamente?
Martín entiende que es importante conocer los números para así, en un videojuego, saber los puntos de salud, ataque y defensa que tienes. Y Martín también comprende que los números son importantes para encontrar las casas de tus amigos, como por ejemplo la casa de su mejor amigo Enrique, que vive en el n.º 15 de la calle Miguel Hernández o de su segundo mejor amigo, Rodrigo, que vive en el piso 5C del Edificio Vistazul (es decir quinta planta, piso C).
¡Pero ya está!
¡Todo lo demás es una tontería!
¿Para qué tiene que estudiar los números múltiplos? ¿Para qué tiene que estudiar las tablas de multiplicar? ¿Para qué tiene que saber lo que es un número primo?
Todas esas cosas solo son importantes si vas a un concurso de televisión y Martín, desde luego, no tiene intención de ir a ninguno.
Así pues, ¿por qué estudiar matemáticas?
Martín lo tiene bien claro: ¡LAS MATES NO SIRVEN PARA NADA!
¡Oh, me equivoco!
¡Sí que sirven!
Sirven para una cosa: ¡para dar dolores de cabeza!
Solo para eso.
Por su culpa, la pobre cabecita de Martín está a punto de estallar.
Su maestra Paula ya le enseñó a sumar y a restar sin llevadas. Luego, su otra maestra Josefina le enseñó a sumar llevando y luego, como si no tuvieran bastante, le enseñaron a hacer problemas. Y el pobre Martín tuvo que hacer un montón de problemas muy tontos.
Créeme.
Problemas muy, pero que muy tontos.
Algunos ejemplos de problemas tontos son:
- Si Juan tiene diez chocolatinas y le da cuatro a su amigo, ¿cuántas chocolatinas le quedan a Juan?
Vamos a ver.
En primer lugar, ¿quién es Juan?
¿Y por qué tiene que importarle a Martín lo que ese tal Juan haga con sus chocolatinas?
Eso será asunto suyo, ¿no?
Y si no sabe las chocolatinas que le quedan al final, pues que no vaya por ahí regalándoselas a sus amigos. ¡Que se las coma todas y punto!
FINAL DEL FRAGMENTO
SIGUE LEYENDO EN AMAZON
SIGUE LEYENDO EN AMAZON